La quitriodiomicosis es una enfermedad causada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis (Bd), un hongo perteneciente a la clase Chytridiomycetes que, aunque generalmente se encuentran en plantas en proceso de descomposición o animales bajo el agua, esta especie ataca principalmente a los anfibios, especialmente a anuros. Actúa atacando la piel de los anfibios, un tejido de suma importancia en este grupo animal, produciendo hiperqueratinosis, necrosis, edema… lo que conlleva a la imposibilidad del correcto intercambio respiratorio, conduciendo en muchos casos a la muerte del animal.
Este hongo ha sido el causante de la desaparición de al menos 200 especies de anfibios en las últimas tres décadas, definiéndola incluso como la mayor causa de pérdida de biodiversidad causada por una enfermedad, no habiendo otro grupo animal que se enfrente a tal declive poblacional. Este problema es de tal magnitud que la Organización Mundial para la Sanidad Animal lo ha incluido en la lista de enfermedades de declaración obligatoria.
Según un estudio publicado este año en la revista “Science” liderado por Simon O’Hanlon del Imperial College de Londres, se ha conseguido secuenciar el genoma del hongo Batrachochytrium dendrobatidis determinando que su origen se encuentra en Corea. Este estudio además ha definido cuatro linajes diferentes genéticamente, tres de los cuales se encuentran distribuidos por todas las zonas habitadas por anfibios y la cuarta sólo hallada en anuros autóctonos de Corea. Este linaje coreano es mucho más diverso genéticamente y similar al linaje ancestral del que proceden los otros tres linajes restantes.
En el continente europeo el primer brote de este hongo se encontró en Madrid, en el Parque Natural de Peñalara, afectando a individuos de sapo partero común (Alytes obstetricans).
Aunque aún letal, se están llevando a cabo proyectos para conseguir erradicar el hongo, o al menos reducir su virulencia sobre los anfibios. En el año 2015 se consiguió eliminar totalmente por primera vez la quitridiomicosis en una población salvaje. Este hecho se dio lugar en Mallorca a través de tratamientos antifúngicos sobre renacuajos de sapillo partero balear (Alytes muletensis) junto con una descontaminación del medio natural donde habitan, permitiendo, según el investigador del MNCN Jaime Bosch, la erradicación permanente del hongo en esta región.
Posteriormente, en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama en el año 2017 se ha reducido la infección en poblaciones de sapo partero común (Alytes obstetricanus) por parte de SOS Anfibios. Esto ha sido posible mediante acciones como la extracción de larvas en los periodos de tiempo donde la temperatura era óptima para el desarrollo del hongo, reduciendo el contagio a las larvas de las puestas posteriores. Estas larvas retiradas son tratadas en el Centro de Cría en Cautividad de Anfibios Amenazados de la Sierra de Guadarrama y posteriormente devueltas a su hábitat natural. Este proceso de ataque al hongo mediante calor es importante, ya que aporta una vía de acción para tratar a los animales contagiados sin el uso de agentes químicos. El hongo se encuentra más activo entre los 17ºC y 25 ºC causando la muerte al 100% de los individuos afectados, siendo España una zona de alto riesgo de contagio. Al elevar la temperatura la proporción de muertes desciende hasta llegar a los 30ºC donde, a partir de esta temperatura, el hongo parece desaparecer totalmente.
Estas acciones nos llevan a soñar con una solución a nivel global para controlar el ataque de Batrachochytrium dendrobatidis sobre los anuros, aunque no todos son buenas noticias, ya que los urodelos (salamandras y tritones) también son víctimas de un hongo muy similar al anterior denominado Batrachochytrium salamandrivorans (Bsal). Este hongo se ha descubierto recientemente en Europa y Norteamérica, siendo de notable importancia su amenaza en Holanda y Bélgica donde ha acabado con el 5% de la población de urodelos. Finalmente, también se ha localizado en Asia y América del Sur, lo que nos lleva a pensar en una amenaza a nivel global al igual que el hongo que ataca a anuros.
El ser humano juega un papel importante en este proceso, ya que la acción humana puede potenciar la propagación del hongo en casos, por ejemplo, del comercio de anfibios salvajes capturados en importaciones legales y el comercio ilegal, siendo importante el establecimiento de medidas de actuación y prevención que permitan la disminución del ataque de estos hongos en las poblaciones de anfibios mundiales, uno de los grupos animales más amenazados.
- Imagen Ciclo quitridiomicosis en anfibios de Rosenblum et al 2010. https://journals.plos.org/plospathogens/article?id=10.1371/journal.ppat.1000550
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